La mediación, arma para frenar el 'mobbing'
Finalizadas las vacaciones de verano, la vuelta a la realidad, para algunos, supone el inicio de un nuevo período a afrontar con mucha ilusión y entusiasmo y, sin embargo, para aquellas personas que padecen mobbing, acoso moral en el trabajo, el reencuentro con ese compañero o jefe que les hace la vida imposible tiene que ser realmente muy duro.
Nos encontramos ante un fenómeno cada vez más frecuente en España. Las bajas médicas, consecuencia de mobbing, generan pérdidas económicas cuantiosas para las empresas, ya sea por el abandono de trabajadores cualificados o por su bajo rendimiento.
La empresa es la responsable
Lo que sucede es que los responsables de las compañías, ante un problema de este tipo, suelen preferir obviarlo y mirar para otro lado. Craso error. La empresa, como responsable de la salud de sus trabajadores, responderá si permite las conductas de acoso moral en el trabajo, ya sea por acción u omisión, si no lo detecta a tiempo o no hacen nada por solucionarlo.
Para Iñaki Piñuel y Zabala, profesor de recursos humanos de la Universidad de Alcalá y experto en temas de mobbing, "hay que evitar la judicialización, que suele ser demasiado odiosa para la víctima, ya que ésta no sólo quiere que el juez le dé la razón sino que dejen de perseguirla y acosarla; en definitiva, quiere que la dejen en paz".
Este experto en la materia considera que "la prevención es, sin duda, la mejor herramienta que poseen los profesionales para luchar contra este emergente riesgo laboral".
Analizando la figura del mediador
Como sabemos, la mediación es un método de solución de controversias, privado y extrajudicial, en el que un tercero (el mediador), neutral e imparcial, ayuda a otros a resolver un conflicto de tal manera que son éstos quienes, de lograrlo, alcanzan por sí mismos un acuerdo.
Llegados a este punto, cabe preguntarnos si es posible aplicar la mediación en el mobbing laboral. Ana Salinas, experta en mediación mercantil, entiende que "la mediación podría aplicarse en las fases incipientes del mobbing, cuando se está gestando el acoso, en las que la víctima se percata de comportamientos ambiguos que le desconciertan y al inicio de las conductas abusivas".
En este sentido, Salinas cree que "sí sería eficaz, funcionando como una alerta temprana. Esa mediación preventiva, como denuncia de la situación, permitiría a la víctima no sólo cerciorarse de su sufrimiento, percatarse íntimamente de que la pesadilla es real sino evitar también otra victimización al ganar confianza para enfrentarse a los hechos".
Otras formas de terapia
Esta mediadora considera que "la comunicación deficiente genera malentendidos que van creciendo y numerosas ocasiones, conflictos incipientes de escasa importancia que si no se resuelven adecuadamente, se convierten en conflictos de larga duración. En estos casos, es muy útil la terapia de juego que sirve para el desarrollo de la empatía y el estímulo de la cooperación, solidaridad y tolerancia en caso de ser deficitarias".
También, añade esta experta, "otras herramientas como las dramatizaciones con juegos de rol, en los que se produce un intercambio de papeles, ayudan a conocer los sentimientos de la persona enfrentada".
Para Salinas, esta mediación inicial incluso podría desactivar el conflicto o invertir su avance, mediante un diálogo en el que se ofreciesen a la víctima no sólo explicaciones sobre el comportamiento hostil del acosador, sino sobre todo por sus intenciones y siempre que sus intereses no estén centrados exclusivamente en perjudicarle.
Este procedimiento, en su vertiente preventiva, puede ayudar a gestionar los posibles desacuerdos entre el personal de la empresa, y/o departamentos y ayudar a que las personas recuperen o aprendan a desarrollar su capacidad de resolución de problemas, proporcionando un espacio de diálogo y evitando la visión paternalista y autoritaria de la empresa.
También tiene un lado poco recomendable
Sin embargo, esta experta reconoce que en las fases más avanzadas del mobbing, cuando existe un daño y la situación de estrés es alta, la mediación no es aconsejable ni es eficaz.
Por su parte, Piñuel cree que "la mediación no sirve en los problemas de victimología, porque mediar significa asumir el principio de igualdad en las pretensiones de ambas partes en un conflicto y el mobbing no es un conflicto, sino un proceso de victimización en el que no cabe situar a la víctima y a su verdugo en el mismo plano moral ni en el mismo juicio ético".